-          El agua. Es una fuente vital para los seres humanos y la energía que se extrae de la corriente del agua, es 100% sostenible. Son las centrales hidroeléctricas las que convierten esta gran fuente de vida en energía eléctrica para ser distribuida. Se crean centrales con mecanismos específicos para sacarle el mayor partido a la fuerza y potencia que tienen los ríos y demás presas. La energía hidráulica fue una de las primeras alternativas sostenibles en sustituir a los combustibles fósiles, por lo que es una de las más importantes.

-          La Tierra. Tanto la biomasa como la geotérmica, son energías renovables que provienen directamente de la tierra. Esta última, se aprovecha directamente del calor que proviene del interior del núcleo; dicho calor se manifiesta de muchas maneras alrededor del mundo como en volcanes y fuentes termales. Gracias a esta energía que se obtiene desde el interior de la tierra, no es necesario alterar demasiado su superficie para poderla extraer. Con la biomasa ocurre lo mismo, solo se necesitan los residuos de la naturaleza para que, después de unos procesos específicos, acaben convertidos en energía eléctrica para ser distribuida por todos los hogares.

-          El Sol. La energía fotovoltaica se extrae con la construcción y colocación de distintas placas solares para obtener así la máxima energía posible a partir de los rayos del Sol. Es una de las vías más utilizadas gracias a su alto grado de eficacia y por ser una de las energías más limpias. 

Cada fuente tiene sus procedimientos específicos para extraer su energía y proveer a la humanidad de ella.

Por esa razón, nosotros debemos cuidarla y tener en cuenta que la energía que consumimos a diario es gracias a las fuentes que nos proporciona la naturaleza. Debemos aprovechar estas materias primas que nos aporta sin la necesidad de explotarla. Devolvámosle a la Tierra todo lo que nos ha aportado teniendo en cuenta nuestras acciones durante el día a día.