La energía hidráulica, conocida como la energía que se genera al transformar la fuerza y potencia del agua en energía eléctrica. Se remonta miles de años atrás con los romanos y los griegos, quienes ya aprovechaban la energía que producía el agua, con el uso de ruedas hidráulicas para moler el grano.
También, durante la Edad Media, se continuó haciendo uso del agua como fuerza y creadora de energía con grandes ruedas hidráulicas, ya que descubrieron que tenían mucha más fuerza que los caballos y mulas.
No obstante, quien desarrolló el estudio y descubrió el funcionamiento de la energía hidráulica fue el ingeniero John Smeaton. Creó grandes ruedas hidráulicas hechas de hierro. Durante la Revolución Industrial, obtuvo su gran auge, ya que sirvió para impulsar grandes industrias de gran explotación como la del textil.
Como el carbón y el resto de combustibles estaban casi agotados a causa de su gran explotación durante la Revolución Industrial, fue la energía del agua la que ayudó a que continentes como América y Europa pudieran evolucionar y expandir sus ciudades como Nueva York, Boston, Londres o París.
Hoy en día, la energía hidráulica es obtenida directamente de la caída del agua desde cierta altura para aprovechar la fuerza del agua. Para aprovechar su fuerza, se construyen grandes presas que son capaces de extraer toda la energía que contiene el agua.
Por esa razón, la energía hidráulica tiene un impacto medioambiental prácticamente nulo. Es un recurso 100% renovable y libre de emisiones. Estas infraestructuras que se construyen para producir energía eléctrica se producen con el agua de las presas construidas, la cual cae sobre las hélices de las turbinas que provocan el girar de un generador, el responsable de producir la electricidad. Esta electricidad, una vez creada, se distribuye por las redes deseadas, ya sean hogares, oficinas, ocio, etc.
Las principales encargadas de crear energía hidráulica son las centrales hidroeléctricas, construidas específicamente para este uso.
Existen diferentes infraestructuras para la creación de esta energía: la presa, el embalse que almacena el agua, y por último la central que es la que finalmente genera la energía. Esta última se divide en centrales de agua fluyente (funcionamiento continuo y no altera los ríos), centrales de regulación (regula el funcionamiento a nivel estacional o anual) y centrales de bombeo (generan energía y acumulan energía eléctrica bombeando agua a otro embalse superior).
Por último, hay que mencionar que la energía hidráulica esta llena de ventajas en muchos aspectos.
Una de las más positivas es su alto nivel de sostenibilidad y reutilización, ya que es un recurso que procede del agua de la lluvia y que con facilidad permite reutilizarse. También, es una energía 100% renovable, por lo que ayuda a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, los que provocan en gran parte la contaminación del planeta.